Me fascina pagar mal por mal,
darle la espalda a las reconciliaciones.
Traicionar a los que antes me traicionaron.
Dar muerte a aquella que me hizo una herida.
Abandonar a la errante en un páramo violeta
donde sólo serpeen víboras sin gloria.
Me encanta devorar a las vanidosas con mi verbo horrible.
Y destrozar a la hermosa armado de mi cólera.
Romper las facciones del súbito antipático
y pasarle factura a las ciervas desamadas.
Un mostruo se desliza sobre mi sustantivo
lleno de garras, ponzoñas y pésimas miradas.
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