y no dejar que se pierda una mirada
asirse a las cosas, como a un compromiso:
cumplir con la miés y su faena.
Sentarse en las raíces con un canto
que no ofenda ni time en lo absoluto.
Disfrutar la embriguez vasta del cielo
y la danza de estrellas delirantes:
Darle al momento lo que el momento pida
sin sentir sus presiones en las vértebras
oler la marejada en la corola
que le entrega a su amada algún amigo.
Palpar la sencillez que dan las manos
del obrero que labró piedras vivas.
mojarse con las aguas de los ríos
que perforan el lecho de la yedra.
Frotarse los brazos tras las vaguadas,
mientras el malvavisco se cocina.
Dejar la furia y dejar al enemigo
para que brote la carcajada amena.
Y aunque las cosas se despeñen encima
y quieran abrirse fosas cárdenas
perpetuarse en los labios de la amada
con un sabor a beso indescifrable.
Cargar la poesía por fanega
entrar en la entraña misma del cereal,
moverse entre las ondas de la espiga
como un mar de sensaciones ya concéntricas
Seguir al buho de alas pálidas
hasta la fuente de todos los hechizos
rogarle a la bella lavandera
que me preste su fragancia por un día.Caminar por caminos despedidos
llevando en el regazo una fanfarria
de feria, con sabor a pueblo manso
donde frente a la higuera se monten los templetes:
Ser abstracción ante las péñas pétreas
y regalarte un puñado de diamantes.
Mantenerse de pie, sobre la eslora
del día que se vuelve amasijos
y que ve a los torvos de reojos
como el machete a la víbora presente.
Sentir que el corazón tiene reparos
mientras el mundo se interna en sus falacias
Ser congruentes con nosotros mismos
mientras la simplicidad nos merodea
Abstenerse de volverse preludiopara luego decantarse en memorial.
Disfrutar de las mieles en tu pecho
y deambular por tu ombligo promisorio
dejar los ardides y tomar el laúd
para cantar junto a ti, tu savia nueva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario