Mi destino es morir sin bandera,
más allá del poder del poniente,
más allá del horizonte pálido.
Mi destino es morir en el yermo
rodeado por escépticos y gnósticos.
Moriré entre absurdos y abominables
en la flacura infinita de mi cuerpo.
Me introduciré en los estertores
como la sombra enorme en mi frente enterrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario