En el vaho se desintegran las carreteras
y se inseminan los sórdidos elementos.
En el vaho se revuelcan las cinturas
y se sube por las nucas y vértebras.
El vaho me ataca con sus garras ansiosas
y quiere dormirme para vaporizarme.
Pero me convierto en sol y lo disipo
y seco todo lo frío y lo incipiente.
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