Voy por el cementerio de mis sentidos
y los sepulcros abiertos de mis neuronas:
Sus enlaces han reventado en sus extremos
y todo es lunar desbarajuste.
Son laberintos invisibles y rotos
que me impiden acceder a mi memoria.
Se han dinamitado mis dos sienes políglotas
y embarrado del batún de las dicotomías.
Apenas alcanzo a ver un cielo siderúrgico
de donde se han descolgado mis puentes.
Por ello me tuteo con mi sinrazón
y me seco en el jardín de un hospital.
Con mis manos yo segaba la tinta
e inventaba venablos y juglares.
Ahora me pastorearán las sombras
que generan mi mente destruída.
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