Que lo sepan todos y que nos mate Dios.
Creí que tu boca era flor que emanaba zumbidos
creí que nuestros cuerpos calentarían la tierra.
Creí que me resteaba con un ser no contaminado
y marcharíamos siempre a la par del arresto.
Creí que éramos situación y flechazo
y pensé que fecharía para siempre la entrega.
Ahora que todos sepan que tus peñascos son sórdidos
y que vas por la vida desbaratando hombres.
Eres tu la alucinación loca que asolaba
y el excedente de lujuria que íba forjando hecatómbes.
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