Trasiego de sombras
tras de la sombra mía:
Vienen a mí pisadas en tropeles.
De repente, resbalo y caigo: no hay nadie:
Es sólo el viento, que busca su camino.
Me levanto y prosigo y su aliento me acecha
como quien persigue con sus soplos solitarios.
Detrás de mí presiento que me espían
pero tan sólo hay aire, pasos sin laberinto.
Su pisada me sigue, sin parar su presencia:
Es la ausencia de nadie y su ojo es la nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario