tarde de bahías detras de tu costado.
Infinitamente adheridos a tu piel,
devorando tu tierno pan de paz
mis labios y tus miembros tan caníbales
que toman de mi mis frondas musculosas
recorriéndolas con la misma miel que en las antípodas
quizá diste a otro que conoció tu luto.
Mesa que ahora repartes los manjares
que devoro, hasta piélago y meseta,
en el delicioso nocturno de una piel soñada
que se muestra alevosa a mi lengua granate:
Allí está mi álamo, flor y dádiva mía
para que lo recubras con tu rosada aurora
y se quede añorante de tus dientes tiernos
de los que parte mi furia a tus helechos lúdicosal palacio imperial que les has designado
tirana de delirios, amor en nudo ciego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario