Sombra clara, revuelo
en el jardín copioso de gardenias
paseando entre piedritas pusilánimes
con brazos extendidos y entornados
tu cabello virando al mediodía
tu cuerpo, patria de mariposas
que aletean, expidiendo fragancias.
Ojos castaños del tamaño del cielo
se arremolinan las estelas en tus hombros
árbol enhiesto tu cuerpo de redomas
donde pongo mi lengua, inventando escrituras
al pie de las mañas y manías que te retratan
yo y mi lucha, mi sed, mi esfuerzo vivo,
para abrirte ante mí, caja pandórica
que contiene al universo y todos sus pormenores.
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