y la duda la acompaña:
Se absorbe de un todo en umbras,
divaga sobre el espejo:
sobre ellas sus semejanzas
la semblanzas que gravitan en cualquier hora nocturna:
Centelleos fantasmales dentro de una danza negra.
En mí se extiende la noche y sus vahídos me absorben:
Entre el Ser y el no Ser dudo y en submundos me disipo.
Diásporas me trae el instante que abre su boca y me traga.
En tu cuerpo parpadeo, mujer ya inalcanzable
sumida en sumiso vértigo, entre el pasar del paraje.
Escrita con letras ígneas, navegas mundos arriba
amaneciendo en mi cama, entre tus formas lascivas
con vértigos de sensata, sin sensaciones promíscuas,
desde tu vientre advenida, para saturarme el alma.
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